¡DIOS Y PATRIA!
En los últimos días, prendí el
televisor – no es algo que suela usar – y me encontré de inmediato con la Teletón,
justo aquel momento en que la Policía Nacional, en una muestra de su “gran
Altruismo” pasaba frente a cámara a dar su donación, luego de ello anunciaban
su lema que, a pesar de haberlo oido muchas veces con antelación, me resonó en
la cabeza todo el día. La Policía Nacional anunciado a toda voz: ¡DIOS Y
PATRIA!
Luego fue inevitable recordar las
exenciones tributarias de las iglesias; que el Presidente al posesionarse –según
el artículo 192 Constitucional – jura ante Dios cumplir fielmente la
Constitución y la ley; que dentro de la estructura militar hay un sinfín de
referencias a Dios; que a la Corte no le parece contrario a la Constitución
honrar santos católicos; que gran parte de los debates políticos finalizan en
si “Dios quiere o no eso para nosotros” o si “eso es acorde con lo que Dios
quiere”; que el gran defensor constitucional
de las igualdades y derechos, la institución del procurador, es un católico
fundamentalista; que en todos los
empleos que he tenido, en algún momento mi jefe me ha hablado de Dios, y
finalmente; he escrito Dios con “D” mayúscula durante todo el texto.
Por otro lado, recuerdo aquella
promesa de mi primer año de carrera, en el que luego de estudiar las
revoluciones burguesas que marcaron la estructura constitucional, se prometía
una constitución de iguales para iguales. En ese discurso se mencionaba una y
otra vez, el artículo 19 constitucional: “Se garantiza la libertad de cultos
[…]”; se mencionaba que el Estado es un
Estado Laico, y que la única fuente del derecho es la ley – en su sentido amplio
-.
En todo caso, no busco hacer una
apología al ateísmo, ni una crítica a la iglesia, no es punto de interés del
texto. Quizá busco una apología a la honestidad, donde el País debería dejar a
un lado la hipocresía que tanto caracteriza nuestra cultura, para de una vez
por todas declararnos abiertamente Cristianos, en cualquiera de sus variables,
donde se acepte de frente y sin tapujos que Colombia es un en vez de ser
un Estado ¿Social? de ¿Derecho? , es un
Estado “Social” de “derecho” Cristiano, con todas las contradicciones teóricas
que esto pueda representar.
Quizá así podría evitarme discursos
interminables, en donde intento explicar una y otra vez, lo que teorías sociológicas desde antaño
afirman, es decir, que las estructuras
predeterminan a los individuos, que estructuras religiosas condicionan a los
individuos hacia esa determinada creencia. En ese sentido declarar patrón de
una población a una imagen religiosa, llena de contenido simbólico, atenta
abiertamente contra la libertad de culto, y sin duda contra la libertad de
expresión en tanto silencia las posibilidades de representar y manifestar otras
formas de lo sagrado.
Finalmente dejo una invitación a
que en este marco volvamos a pensar normas como la recién demandada “ley de la
madre Laura”, ya sea para legitimarlas del todo, o para empezar a construir un
debate serio sobre lo que entendemos o queremos entender por un Estado Laico. Un
debate en el que intentemos separarnos de las influencias de infancia que nos
construyen como cristianos, o en su defecto, un debate en el que aceptemos de
frente nuestra cristiandad, sin hipocresías.
Diana Carolina Beltrán Herrera
Centro de Estudios Integrales en Derecho
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